Maio es una isla tranquila que se caracteriza por su autenticidad y la amabilidad de sus gentes. Es una isla para vivirla, para bañarse nada más despertarse, después de la siesta, jugar con las olas, pasear, pisar la arena de sus playas, recorrer los caminos de norte a sur y de este a oeste para conocer a los lugareños, los pescadores, para el placer de la vista, tomar una copa viendo a los jóvenes jugar al fútbol en la playa con el telón de fondo del sol poniente, darse un festín de pescado fresco y langosta a la plancha... un ambiente paradisíaco.